Goffre de Padirac y Rocamadour

Estamos en la época del año perfecta para hacer excursiones. Ya no hace tanto calor como en verano, pero aún no han llegado el frío y las lluvias.

Nosotras la aprovechamos yendo a un sitio diferente todos los fines de semana que podemos. Este ha tocado Rocamadour y la Goffre de Padirac (dignos de verse).

La Goffre de Padirac no es más que una cueva enooooorme a la que por la erosión y el desgaste se le ha caido el techo, por lo que ha quedado un agujero de considerable tamaño.

Es bastante impresionante (aunque en las fotos no se aprecie) ver desde abajo semejante agujero.

La excursión continua en el interior de las cuevas donde hay estalactitas, estalagmitas y un frío que pela (y claro, a mediados de agosto no se nos ocurrió llevar chaquetas).

Lo mejor es el río subterráneo en el que te suben en unas barquitas (casi unas góndolas) y te llevan a dar un paseo contándote curiosidades de las cuevas y del señor que las descubrío y las hizo visitables.

Después de comer fuímos a Rocamadour, destino obligado.

Nosotros ya habíamos estado hace unos años pero faltaba enseñárselo a Alvaro y Andrea.

Estaba tal cual lo habíamos dejado.

Fue un acierto ir a última hora de la tarde, pues estaba bastante vacio en comparación con como suele estar.

Nos quedamos a cenar allí (en un sitio que estaba todo tan bueno que todos, todos, nos acabamos nuestros platos, incluida Andrea) y pudimos ver el anochecer sobre Rocamadour, que es todo una espectáculo en si mismo.

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