Una de las ventajas de NO vivir en una isla es que en cualquier momento, con el coche, te plantas en cualquier lado.
Nos estamos aficionando a hacer excursiones, a explorar los alrededores y a disfrutar del sol de primavera (cuando nos acompaña) visitando los pueblos vecinos.
Esta vez decidimos acercarnos a Lamothe Capdeville en busca de algo parecido a una playa y que bien puede ser sustituido por un río.
El tiempo aún no acompaña lo suficiente y tuvimos que conformarnos con remojarnos un poco los pies en un agua helada y a tirar miles y millones de piedrecitas al río. Deporte que le chifló a Caku y que en nada se hizo fan total.

El sitio no puede ser más bonito y más tranquilo…¡y tiene chiringuito! (para el agrado de Juan)
(¿Habéis visto?. David ya camina).
En resumen, una jornada tranquila en un sitio precioso y a pesar de que no nos atrevimos a bañarnos volveremos en verano a disfrutar del río.





