Antes de que empezara el cole (que aquí empieza muy pronto) hemos aprovechado para ir al parque de atracciones más cercano.
Yo esperaba que fuera bastante más cutre de lo que en realidad fue, así que me sorprendió positivamente. Lo malo fueron las colas que chocan de frente con la ineficiencia francesa que hacía que fueran un poco más difíciles de soportar de lo que tendrían que haber sido.
Nosotros lo recordaremos como el sitio en que vimos como un chico se quedaba a mirar como se freían las patatas en lugar de atender la cola de cincuenta personas que tenía.
Aún así todos lo pasamos muy bien y encontramos atracciones al gusto de todos. David, que era el que más dificultades tenía para poder subir a las cosas encontró algunas aptas para su altura que por supuesto le encantaron.




