Saint Cirq la Popie

Nos lo habían contado y quisimos ir a vernos con nuestros propios ojos. Nos dijeron que este pueblecito «Saint Cirq la Popie» era uno de los más bonitos de la zona y quisimos estar seguros, así que para allá nos fuimos.

A mí me recordó un poco a Valldemossa pero en verde y en medieval. Como allí parece un pueblo orientado casi exclusivamente para el turismo y que tiene su máxima afluencia en verano.

Cerca de allí hay un camping con un río precioso que nos sirvió para refrescarnos en uno de los días más calurosos del verano.

Lo de bañarse en los ríos tiene su gracia, pues el agua está más fría de lo que estamos acostumbrados pero no te deja después la sensación de sal en la piel.

A los peques les encanta jugar con las piedras de la orilla (o la arena, cuando la hay)  y resulta curioso bañarte con unas vistas verdes y frondosas y no con el horizonte liso del mar como hemos hecho siempre.

Se nos ocurrió alquilar una barquita a motor para dar un paseo por el río y no podríamos haber hecho nada mejor. Fue una gozada navegar por esas aguas tan tranquilas metiendo los pies en el agua.

Todos (incluso Andrea) tuvieron su oportunidad de conducir la barquita y nuestros ayudantes fueron dos marineros pequeñitos, pequeñitos.

Como premio Andrea pudo tirarse al agua desde la barca y a pesar de lo fría que estaba el agua nos dio envidia a todos lo que no pudimos hacerlo.

Una preciosa manera de ir acabando nuestro primer verano en Francia, que ha esta siendo muy especial.

(Los peques se adoran mutuamente)

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