Hace algunos años Juan y yo tuvimos la suerte de visitar Burdeos. La ciudad nos encantó y pensamos que era una buena idea visitarla con los niños el fin de semana pasado.
Estaba tal y como la dejamos, con su «Miroir d’eau», sus monumentos, su paseo a la orilla del río,…
Lo que más nos gustó en su momento y lo que más les ha gustado a los niños esta vez fue el «Miroir d’eau» una superficie enorme justo delante del edificio más importante de la ciudad (que por supuesto no recuerdo cual es) con el objetivo de que se refleje en una pequeña plancha de agua como si fuera un espejo.
A los peques les encantó chapotear, correr y caerse y mojarse por completo. (No me extraña).
Nosotros aprovechamos el día tan fantástico que hacía tomando un poco el sol.
Dio tiempo de hacer un poco de turismo y nos subimos a un crucerito con guía que nos daba un paseo por «el río de chocolate» y nos explicaba curiosidades de Burdeos.
Al día siguiente nos acercamos a las Dunas de Pyla. No se porqué sospechábamos que les iba a gustar mucho a los niños, sobretodo a los peques…y acertamos.
Es un fenómeno curioso el cómo se forma esta duna y el resultado es una duna de tamaño monumental en medio del bosque lo que consigue que por un lado se vea el mar y por el otro el bosque.
Los niños disfrutaron subiendo la montaña, bajándola, revolcándose en la arena, haciendo «la croqueta» y jugando.
Para acabar nuestra mini escapadita nos fuimos a visitar Arcachon, un pueblecito turístico con una playa enorme muy cerquita de ahí.
Llegamos un poco tarde y solo nos dio tiempo de decirle «adios al sol» pero fue el broche perfecto para una excursión perfecta.



















