¿Puede haber algo más maravilloso para un niño que despertarse de la siesta y ver que el comedor ha sido invadido por ciento y pico globos (que han inflado toda la familia con mucho esfuerzo)?. David nos lo contará dentro de unos años.
Y es que nuestro benjamín ha cumplido su primer añito y a falta de invitados buenos son globos. ¡Con lo que le gustan!.
Todos sus hermanos participaron de la fiesta y se divirtieron como mínimo tanto como él.
(La cara de la completa felicidad).
Como todo cumpleaños que se precie llego el momento «regalos». Un Pocoyó gigante, una caja de herramientas con un martillo y un juego de comiditas de plástico es lo que tenemos que añadir a su lista de pertenencias.
Y por supuesto David sopló las velas por primera vez en un pastel de fresas (su favorito).
(Entonces hemos quedado que eso es mío y me lo puedo comer yo solo, ¿no?).







