Este fin de semana ha tocado visitar Lautrec. Un pueblecito medieval (como todos los de esta zona) muy pintoresco.
Lo que más llama la atención es que tiene un molino desde lo alto de una colina que es visible desde casi todo el pueblo, así que lo emplean como reclamo decorándolo con flores que dibujan el escudo occitano.
El molino es visitable por dentro pero nuestros horarios no coincidieron, así que nos conformamos con ir a ver la tienda/taller de un fabricante de zuecos de madera que parece que también es típico de allí y que fue bastante curioso.
Después hicimos una parada en una tienda donde vendían muchas cosas elaboradas o teñidas con pastel, una planta aromatica especializada en teñirlo todo con el famoso tono azul pastel.
(¿Cómo decíamos que se llamaba el pueblo?).
También hubo tiempo para jugar, por supuesto y fue divertido ver a nuestros cuatro niños simulando unas estatuas greco-romanas (no nos quedó muy claro). Atención a Marcos como imita a sus hermanos y como David no entiende nada de nada.
También practicamos un poco como hacer el número 2 con los deditos y esto es lo que salió.
(¡Guapo!)