Y llegó Halloween!!. Es curioso que cuando estabamos en Palma no lo habíamos celebrado nunca y ahora que estamos en Francia cualquier motivo es bueno para hacer una fiesta. Pero ya que lo hacemos, vamos a hacerlo bien.
Así que me tocó cocinar un montón de cosas ricas con temática brujeril: Galletas de fantasmas, ponche con una mano flotando, dedos de salchicha sangrientos, bebidas momificadas,…
También tuve que decorar la casa y la verdad es que quedó bastante Halloweeniano.
La sorpresa es que había preparado unos cuantos juegos para que todos pudieran hacer. Quien ganase un juego se llevaba una pegatina/calabaza y al final de la noche quien más pegatinas tuviera tendría un premio. ¡Fue todo un éxito y de lo más divertido!.
Los juegos consistían desde comer un rosco colgado de un hilo sin manos, desplazar un globo a soplidos, hacer una carrera con un ojo en una cuchara, una adaptación del juego de las sillas, ponerle los ojos a la calabaza, bolos terroríficos, crear una momia con papel higiénico….
(David probando el «moco de bruja» aunque en teoría tenía que meter la cabeza y sacar con la boca los objetos que se encontraban escondidos).
Andrea fue nuestra campeona con un montón de pegatinas/calabaza (¿las veis?) y aquí está posando con su premio.
Para los demás también hubo premios, como no.
Y como colofón, después de una tarde movidita y llena de emociones tocó ver una película: «El jovencito Frankestein» fue la seleccionada.













