Y llegó el invierno. Y con él la Navidad (que es lo mejor del invierno). Pasarlas en tierras galas hace que nos tengamos que adaptar a otras costumbres y vivir las fiestas de manera diferente.
Para empezar tuvimos la visita de Papá Noel en el cole de Caku. Repartió caramelos y dulces a todo el mundo y después disfrutamos de una merendola con los bizcochos y las galletas que habían traido los padres (como yo).
El carrusel permanente que gira en la plaza principal de Montauban tiene más encanto en estas fechas, será por eso de estar rodeado del mercadillo navideño y de la pista de patinaje sobre hielo. Y creo que es el único día del año en el que los peques se suben.
También es el momento de patinar, sobre hielo, además, para que sea más auténtico. Los peques también tuvieron su primera experiencia con el patinaje de la que no tengo fotos porque los llevábamos nosotros y solo teníamos dos manos.
Una señora vestida de mamá noela les pintó la cara y aunque David no estaba muy convencido cedió porque, claro, no iba a ser menos que su hermano.
Y luego llegó nochebuena y tocó cocinar y comer y volver a cocinar y volver a comer,…pero valió la pena para al día siguiente tener fuerzas para abrir todos nuestros regalos (y es que este año hemos sido muy buenos) 53 contamos, una barbaridad.












