Y llegó el 31 de diciembre y con él la nochevieja. Esa forma un tanto peculiar de despedir el año y darle la bienvenida al nuevo que se nos echa encima.
Esta Nochevieja, además era especial porque era la primera de Marcos y David. Que sí, que estuvieron el año pasado, pero no aguantaron despiertos. Así que sería la primera vez que tomarían las uvas, que brindarían por el nuevo año, que felicitarían a todos, que verían los fuegos artificiales sin entender nada.
A la vista está que la fiesta les gustó. A David, encima, no le bastaron sus uvas que ataca a las de su hermano. Y es que este niño no tiene fondo….
Después llegó el momento de serpentinas, confetis y matasuegras (para desgracia de mis oídos y de mi cabeza).
Y como no, los peques acabaron bailando el «Gangnam Style» antes de irse a dormir.









